LO QUE ERES SE EXPRESA CON TANTA FUERZA QUE NO PUEDO OÍR LO QUE DICES»
Ralph Waldo Emerson
Todos hemos oído alguna vez la importancia que tienen nuestras creencias inconscientes en la forma que tenemos de enfrentarnos con la vida. Creer que somos incapaces nos hará no intentar nada. Creer que somos torpes nos condicionará a pisar con inseguridad. Creer que somos poco agraciados nos hará evitar a quien nos parezca demasiado atractivo. Nuestras creencias negativas nos harán ir por la vida con miedo e inseguridad y esa misma falta de confianza en nosotros mismos nos hará ir encogidos, como pobres animalillos huidizos que tratan de pasar desapercibidos ante aquellos que les suponen una amenaza: el resto de la humanidad. Lo que no se nos ha dicho quizá hace demasiado tiempo es que esa frase de la abuela de : «Ponte recto» era mucho más importante de lo que pudiera parecer.
Nuestro organismo es un todo. La mente afecta al cuerpo tanto como éste afecta a la mente. El seguro camina más recto, levantando su cara, mirando al frente, con una actitud de confianza y seguridad, adoptando una postura de poder. Del mismo modo que quien adopta esa postura adquirirá mayor confianza y seguridad personal. Nuestra postura corporal, nuestra respiración y nuestros gestos faciales influirán de un modo decisivo en nuestro estado de ánimo y nuestro modo de acometer una dificultad.
Encontrarnos en una situación amenazante es algo inevitable en nuestras vidas: una situación conflictiva, una exposición ante un público desconocido, una entrevista de trabajo serán generadoras de ansiedad. Para salir victoriosos de estas situaciones debemos observar nuestra postura corporal. Si nos colocamos como personas victoriosas saldremos mejor parados, mientras que si nos encogemos la situación nos comerá. Colocarnos de modo erguido, expandiendo nuestro pecho, manteniendo una respiración profunda, pisando con firmeza el suelo manteniendo una postura «de poder» nos ayudará en nuestra autopercepción y confianza personal, lo que ayudará a bajar nuestros niveles de cortisol.
Así pues la clave sería la siguiente: Colócate como si confiaras en ti y…¡lo conseguirás!
Quienes tengan un animal de compañía habrán apreciado como, ante cualquier situación en la que se siente amenazado, su instinto de supervivencia le hace crecerse y aumentar el volumen de su cuerpo y su pelaje. Podríamos pensar que esta técnica de «hacernos grandes» tiene solo un efecto sobre nuestra apariencia ante los demás, pero nada más lejos de la realidad: Lo cierto es que el cambio en nuestra postura corporal afectará directamente a nuestra confianza y seguridad. Muéstrate como lo haría cualquier super héroe y sentirás mayor seguridad. Estira tu cuerpo, imita a ese personaje que has deseado ser en tu infancia y algo de él aparecerá en ti.
Las imágenes de los héroes que podemos ver en cualquier cómic muestran personalidades expansivas: separando sus piernas y sus brazos del eje vertical, mirando de frente y con la cabeza bien alta, manteniendo el contacto visual con quien tienen en frente y si además somos capaces de dibujar en nuestro rostro una amplia sonrisa el éxito estará garantizado.
La sonrisa será la guinda del pastel. Ciertos estudios han demostrado la influencia de la risa no sólo en la actitud, sino también en el sistema circulatorio. Nuestra capacidad de reír aumentará el diámetro de nuestros vasos sanguíneos, ayudará a que nuestra sangre transporte más oxígeno a las células de nuestro cuerpo, conseguiremos bajar nuestra tensión arterial y nuestro corazón irá con mayor lentitud. Es un hecho que las personas más longevas son aquellas que han sonreído más a la vida. Sonreír libera endorfinas, serotonina y analgésicos naturales, además de disminuir las hormonas causantes del estrés como la adrenalina y el cortisol.
Somos lo que hacemos, la vida nos invita a entrenar nuestra actitud. Cada día debemos aprovechar, al aparecer la primera dificultad, en nuestro entrenamiento. La clave consistirá en evitar ser aquellos que nos agazapemos, que nos mostramos huraños, esquivos y hoscos, forzándonos a hacer justo lo contrario: ponernos en pie ante los retos con una amplia sonrisa, mirando al frente, levantando la cabeza y con nuestros brazos en jarra porque solo de ese modo nos llenaremos de una confianza y fe ciega en nosotros mismos.
¡Ser como un super-héroe nos hace un poquito héroes!
¡Suerte con el intento!